El partido entre Independiente y Universidad de Chile, correspondiente a la Copa Sudamericana, fue cancelado de manera definitiva por la Conmebol este miércoles tras registrarse graves incidentes dentro del estadio que escalaron hasta una batalla campal.
Los hechos comenzaron durante el entretiempo, cuando un grupo de aproximadamente 3.000 hinchas chilenos, ubicados en la Tribuna Sur Alta (Pavoni), iniciaron el lanzamiento de butacas, palos y otros objetos contundentes hacia sectores locales. La situación, que ya se había insinuado en el primer tiempo, se agravó rápidamente ante una aparente inacción del operativo de seguridad.
A través de los altoparlantes, se ordenó en reiteradas oportunidades el desalojo de la parcialidad visitante como condición para reanudar el juego, solicitud que fue ignorada. La respuesta llegó desde un sector de la barra brava de Independiente, que, tras forzar el ingreso al sector de los visitantes, protagonizó una violenta agresión física contra los hinchas chilenos que intentaban retirarse.
El escenario derivó en una zona liberada con enfrentamientos cuerpo a cuerpo, golpizas, desnudez forzada y robos. Imágenes circulantes en redes sociales muestran a un hincha visitante arrojándose al vacío desde lo alto de la tribuna en un intento desesperado por escapar de la golpiza. Las ambulancias desplegadas en el operativo realizaron múltiples viajes para trasladar heridos de diversa consideración a hospitales de la zona.
El árbitro Gustavo Tejera, tras consultar con los capitanes y el encargado de seguridad, decidió suspender el partido –que iba 1-1– a los 2 minutos del segundo tiempo y enviar a los jugadores a los vestuarios. Horas después, la Conmebol emitió un comunicado oficial cancelando el encuentro “debido a los actos vandálicos” y a la “falta de garantías de seguridad”, remitiendo el caso a sus órganos judiciales para la determinación de sanciones. Fuentes oficiales confirmaron la detención de al menos 90 simpatizantes de la Universidad de Chile.
